domingo, 17 de marzo de 2013

LAS RADIOGRAFÍAS DE ROENTGEN: 117 AÑOS DESPUÉS


Las radiografías de Roentgen: 117 años después

Lenin Fisher

Ya que el 8 y 9 de noviembre radiólogos y residentes de radiología conmemoraremos el 117 aniversario del descubrimiento de los rayos X, con el III Congreso Nicaragüense de Investigación Radiológica “William Roentgen”, escribo acerca de las radiografías que el ingeniero mecánico alemán y Doctor en Medicina Honorario, nos legara como medio diagnóstico en 1895.

El avance tecnológico alcanzado después de más de un siglo no le resta importancia ni actualidad a las radiografías. Estas continúan siendo una rica fuente de información diagnóstica y de orientación de las decisiones médicas y quirúrgicas, en cualquier parte del mundo. Sin embargo, en Nicaragua es frecuente ver que pacientes de hospitales o clínicas privadas, así como de hospitales públicos,  portan una radiografía sin un informe radiológico firmado y sellado por un especialista en radiología, o sea, por un galeno discípulo y heredero del descubrimiento de Roentgen. El paciente necesita un informe radiológico, que es un documento médico-legal. También el médico lo necesita para tomar la mejor decisión, pero ¿por qué sucede tal anomalía? La causa puede ser multifactorial; pero los factores más importantes son: menosprecio del trabajo del radiólogo de parte de los administradores, gerentes, autoridades o empresarios de la salud; restricción del gasto en busca de mayores ganancias al no contratar suficientes radiólogos para que realicen el trabajo de informar y diagnosticar a partir de las radiografías para después pasar, si es necesario, a otros métodos de imágenes diagnósticas; y el “ultrasonografismo” que consiste en darle más importancia a los exámenes ecográficos que a las radiografías.

El mercado capitalista obliga a radiólogos y técnicos de rayos X a trabajar en dos o más sitios para ganar más, porque en muchos lugares los salarios no son suficientes y los empresarios se afanan en ofrecer trabajos parciales e inestables, con pocos puestos permanentes y bien remunerados. Trabajan un rato por aquí y otro por allá, convirtiéndose en “rateros”. Es parte de la rotación de la fuerza laboral y de la super-explotación a la que están sometidos los trabajadores y profesionales en el capitalismo global, aunque algunos no quieran o sean incapaces de entenderlo. Así, el curriculum vitae es una ristra de lugares donde se ha trabajado previamente por algún tiempo.

Por otro lado, grandes hospitales o clínicas médicas previsionales ya no quieren archivar las radiografías y con frecuencia se las entregan a los pacientes sin su respectivo informe especializado. En hospitales y centros de diagnóstico privados también sucede tal cosa a pesar de que el paciente ha pagado. En algunos lugares le dicen al paciente que le toman la radiografía, pero que debe buscar a un radiólogo para que le haga el reporte diagnóstico. La placa radiográfica es entonces vista como una simple mercancía: el paciente paga por ella y la recibe a cambio, no obstante la falta de una interpretación escrita de los hallazgos radiográficos firmada y sellada por alguien entrenado y autorizado para tal fin. Conclusión: las radiografías convencionales o digitales deben informarse porque siguen siendo muy útiles 117 años después.

Managua, Nicaragua, 1 de noviembre de 2012

leninfisher.blogspot.com

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