lunes, 18 de marzo de 2013

LA ESPECIALIZACIÓN DENTRO DE LA ESPECIALIDAD MÉDICA DE RADIOLOGÍA


La especialización dentro de la especialidad médica de Radiología


Si el alumno no supera al maestro,
ni es bueno el alumno; ni es bueno el maestro.
Proverbio chino


Lenin Fisher


La división del trabajo existe desde que el hombre vive en comunidad o sociedad. Se habla entonces de la primera y segunda división social del trabajo.  No han estado exentas de esta realidad las ciencias médicas, incluyendo las especialidades como Radiología, que por el rápido avance tecnológico han ampliado sus campos en el diagnóstico y en la terapéutica.

Rosendo Rubí Altamirano importó y poseyó el primer tubo de vacío generador de rayos X en Nicaragua, en 1902. Humberto Tijerino, especialista en medicina interna, graduado en Francia, ejerció la práctica y la docencia de la Radiología, hasta mediados del siglo XX. Inocente Lacayo, el primer radiólogo nicaragüense, graduado como tal, en el extranjero, en Francia, desde 1926 ejerció por muchos años como el único radiólogo del país. En la década de 1950, Luis Jacinto Espinosa Rodríguez, especialista en pediatría, realizó estudios de especialización en Radiología, México, para dedicarse por completo a esta última en Nicaragua. Roberto Calderón Gutiérrez fue el primer radiólogo nicaragüense graduado en Estados Unidos, en 1953. En 1978, Enrique Jiménez Quezada regresó de Colombia, como el primer neuro-radiólogo del país. A inicios de la década de 1980, Hernán Talavera Cruz, especialista en pediatría, se especializó en Radiología pediátrica, en México, para laborar durante muchos años en el Hospital Infantil “Manuel J. Rivera”.

Entre 1950 y 1960 continuaron viniendo radiólogos graduados en Estados Unidos, España y México. En 1984, se fundó el primer Postgrado de Radiología en Nicaragua, en el Hospital Escuela “Manolo Morales Peralta” hasta llegar al año 2008 con cuatro hospitales ofreciendo la especialización en Radiología, aproximadamente para 80 médicos residentes. A lo largo de los años, también ha habido un grupo de radiólogos, graduados en Nicaragua o en otro país, que han preferido no regresar a Nicaragua y quedarse en el país donde estudiaron para trabajar y vivir definitivamente.

El rápido avance del conocimiento científico médico, el desarrollo de la tecnología y la necesidad de ganar más dinero para mejorar el nivel de vida impulsa a los médicos especialistas en Radiología a especializarse aún más, es decir, a sub-especializarse, como decimos en Nicaragua. Las nuevas generaciones buscan la especialización y la sub-especialización. Se sub-especializan para dominar la teoría y la práctica de un campo más delimitado de la Radiología; para obtener mayor estabilidad laboral; para “no ser vistos como parte del montón”; y así, mejorar sus ingresos. La sub-especialización es una tendencia, aunque todavía no mayoritaria, de los nuevos radiólogos nicaragüenses.

Actualmente, es más frecuente observar que jóvenes radiólogos, graduados en Nicaragua o en el extranjero, realizan sub-especialización, fellowship o diplomado en otros países en áreas como: glándulas mamarias, radiología oncológica, neuro-radiología, radiología intervencionista, tomografía computarizada, resonancia magnética, neuro-radiología intervencionista, ultrasonografía y doppler color.

La realidad, de manera general, es que a nivel institucional el salario nominal de los radiólogos no aumenta significativamente por el hecho de ser especialista en un área de la Radiología. Por ejemplo, en los hospitales del sistema de salud pública, el hecho de ser sub-especialista representa ganar alrededor de 1500 córdobas adicionales, o sea, un poco más de 60 dólares mensuales, lo cual ocurre en todas las demás especialidades médico-quirúrgicas y no es para nada estimulante. Lo mismo sucede en las Empresas o Clínicas Médicas Previsionales, privadas o estatales, que atienden a pacientes de la seguridad social, donde durante muchos años a los médicos especialistas les han pagado como médicos generales y donde los sub-especialistas son considerados como especialistas.

Además de la errónea tendencia administrativa de priorizar los exámenes de mayor volumen de pacientes como la ultrasonografía en detrimento de la entrega de resultados y la eficiencia en tomografía computarizada o resonancia magnética, y menospreciar la importancia de que todo estudio radiográfico simple o con medio de contraste debe ser informado por un radiólogo.

Quizá el radiólogo sub-especializado donde materializa un poco sus metas de mejoría es en algún hospital privado, de exclusivo servicio privado. Pero aún ahí, está sujeto a la reducción salarial o de sus ingresos porcentuales, de manera abierta o solapada, por razones de rentabilidad; así como a desempeñarse en otras áreas de la Radiología que no son las mismas de la sub-especialización que realizó. Al igual que en otros países de América Central y del resto de Latinoamérica y el Caribe, un radiólogo sub-especialista, la mayoría de las veces no logra vivir dedicándose únicamente al campo de la sub-especialidad; casi forzosamente debe trabajar en varias áreas de la Radiología, sino en todas.

Lo que ha demostrado mejorar sustancialmente los ingresos de los radiólogos es poseer los medios de producción, sobre todo poseer los más complejos y caros, en medio de la dura competencia del mercado, la cual no asegura todo el tiempo altos márgenes de ganancia. Esto es, que el radiólogo sea dueño o co-propietario de los equipos de diagnóstico por imagen, lo cual corresponde invariablemente a la práctica médica privada. No obstante, en los mismos centros o clínicas privadas muy bien equipadas, la mayoría de los radiólogos propietarios se dedican a las diferentes áreas de la Radiología (por razones de austeridad), y en menor medida contratan a otros radiólogos.

            Es razonable que la sub-especialización, si existieran las condiciones materiales, se debería abordar desde el último año de la especialidad, ya sea que el entrenamiento en Radiología dure tres o cuatro años. La vida es corta, las necesidades del país son muchas y la población crece cada día más.

            Todo lo anterior no niega la necesidad ni la posibilidad de éxito (¿qué es el éxito?) de los radiólogos sub-especializados, ni la realidad de la tendencia existente a especializarse cada día más. Ni tampoco niega la necesidad de servicios de salud, públicos o privados, hospitalarios o extra-hospitalarios, más y mejor equipados, que brinden estabilidad laboral y que paguen mejores salarios a los radiólogos cada vez más entrenados y especializados.

León de Nicaragua, 22 de abril de 2011

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