Traficantes de
ultrasonido
Lenin Fisher
Más que preocupante es la denuncia hecha por el Dr. Marvin Gutiérrez,
presidente de la Asociación Nicaragüense de Radiología e Imagen
(ANRI), acerca del “tráfico de ultrasonidos”.
En realidad, no es un problema nuevo. Ha sido vox populi que muchos
colegas médicos, en diferentes lugares del país, realizan ultrasonidos de muy
mala calidad a bajo precio. Algunos médicos generales o especialistas han
asumido como suficiente un “entrenamiento” de 2 ó 3 meses para entrar en el
mercado.
Al parecer, la máxima de algunos galenos es la misma que la globalización
neoliberal dicta: el mercado es libre; sin reglas; sin control; sin
regulación. El mercado con su mano invisible lo abarca todo, lo corrompe
todo. La medicina incluida. Competencia y mercado son dos palabras de
moda. Se compite contra los demás a cualquier costo. No importa si
es invadiendo el campo profesional y especializado de los demás. La
crisis económica y los bajos salarios son el caldo de cultivo de todas las
iniciativas para ganar más dinero. Médicos que irrespetan e invaden a la
especialidad de Radiología (Imagenología es un término más amplio porque ahora
ya no sólo se usan los rayos X para diagnosticar enfermedades, sino que también
se usa ultrasonido, campos magnéticos, ondas de radiofrecuencia, isótopos,
etc). La ética vale menos que el dinero.
Dinero, que es la medida de todas las cosas y de todas las almas. En
la búsqueda compulsiva del dinero se menosprecia a la Radiología.
Cuando para ser un buen radiólogo se necesitan por lo menos de 3
a 4 años de estudio y entrenamiento continuo. En cualquier hospital
del mundo que se considere serio y moderno, la Radiología es
considerada valiosa porque es como el faro delantero de una locomotora, que
guía en influye en las decisiones terapéuticas y por lo tanto en la vida
de los pacientes.
Ninguna especialidad médica es menos que otra. Todas son
importantes. Ninguna sustituye a otra. Todas se complementan.
El manejo multidisciplinario de los pacientes así lo exige en la práctica
médica moderna. De la misma manera que el empirismo no debe ni puede ser
promovido en especialidades como Cirugía o Dermatología, tampoco debe ser
impulsado en Imagenología. Perderían el paciente, la Medicina y
Nicaragua.
Como Radiólogo, yo respeto por ética, el campo de trabajo de los médicos
generales y de los especialistas. Esa misma actitud yo espero de mis
colegas médicos hacia mi especialidad. Ese tipo de respeto debería ser
promovido por todas las asociaciones médicas locales, regionales o
nacionales. A su vez, la ANRI debería publicar el listado de
todos los Radiólogos que estamos legalmente reconocidos como tales.
La institucionalización del Colegio de Médicos y Cirujanos es cada día más
necesaria. Sería muy útil para impedir el tráfico de especialidades
(llámense cursos por cuenta propia, diplomados, cursillos, etc.). Sin
embargo, no podemos olvidar que en Nicaragua se trafica con todo: influencias,
ilegales, drogas, niños, blancas, armas, medicinas, dinero y quizá hasta
órganos.
Recuerdo muy bien la frase de uno de mis maestros de Epidemiología: “El
gremio médico es el gremio más desunido”. Tan lapidaria como
cierta. Casi infinita es la cantidad de agrupaciones médicas en el
país. Existen asociaciones, sociedades, academias, etc. ¡Casi
imposible es la unificación del gremio! Vale la pena preguntarse
porqué. Hay intereses de por medio, como en todo. Algunos dicen que
las diferencias políticas e ideológicas influyen. Puede ser. No
pocos grupos dirigentes hacen de las agrupaciones cuasi-feudos. Ahí
también existe caudillismo, continuismo y re-eleccionismo.
Otros temas deberían ser abordados seriamente. Las malas condiciones
materiales para el entrenamiento de los residentes de Radiología. Falta
de Radiólogos docentes acreditados y pagados por las Universidades
nacionales. La sobrecarga de los postgrados sin suficientes docentes y
equipos. Radiólogos que actúan como subcontratistas en empresas privadas
y violentan los derechos de los Radiólogos subcontratados. La venta de
estudios sin fotos (imágenes) en la práctica médica privada de forma frecuente
sin justificación técnica o logística. El respaldo efectivo de ANRI a los
Radiólogos despedidos injustamente en instituciones públicas o privadas.
Instituciones que establecen categorías arbitrarias para pagar a los Radiólogos
(a unos en porcentajes y a otros con salarios fijos ridículos), estimulando así
una brecha en expansión continua. Empresas que reducen los porcentajes de
ganancia de los radiólogos e imponen salarios fijos bajo amenaza de
despido. Centros de imágenes diagnósticas o colegas que usan la coima
(mordida o comisión), para asegurar que les refieran pacientes. La
manipulación de mensajes religiosos en los formatos de solicitudes de exámenes
para inducir a la aceptación de la coima. Hospitales que venden
radiografías, como servicio privado, sin el correspondiente informe de un
radiólogo.
La voluntad de abordar el problema por parte de ANRI y el Ministerio de
Salud es un buen signo. No puede permitirse más el tráfico de
ultrasonidos. Nuestras autoridades de la salud pueden ayudar mucho.
Queramos o no, este problema es parte de las ideas ampliamente difundidas
de que el mercado lo determina todo. Que la compra y venta de mercancías,
de bienes y servicios, es totalmente libre. Es parte de la aceptación
tácita de que el libre mercado es libertinaje selvático y voraz. Donde no
hay límites éticos que regulen la competencia entre prójimos, perdón,
colegas. Partiendo de tal sustrato, muchos ciudadanos,
profesionales o médicos, conciben que su labor tiene unicamente un fin: ganar
cada vez más dinero, sin importar los medios, porque éstos están de antemano
justificados.
Concluyendo, es tiempo de que en la práctica de la
Medicinahumanística, la tal mano invisible del mercado, expresada en el tráfico
anti-ético de ultrasonidos, comience a ser por lo menos detenida y regulada.
1-. El Nuevo Diario. Managua, Nicaragua. 17 de octubre de 2003; p 8
2-.Antisistémico. Universitaria. León, Nicaragua. 2006: 224
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