La especialización dentro de la
especialidad médica de Radiología
Si el alumno no supera al maestro,
ni es bueno el alumno; ni es bueno el maestro.
Proverbio chino
Lenin Fisher
La división
del trabajo existe desde que el hombre vive en comunidad o sociedad. Se habla
entonces de la primera y segunda división social del trabajo. No han
estado exentas de esta realidad las ciencias médicas, incluyendo las
especialidades como Radiología, que por el rápido avance tecnológico han
ampliado sus campos en el diagnóstico y en la terapéutica.
Rosendo Rubí
Altamirano importó y poseyó el primer tubo de vacío generador de rayos X en
Nicaragua, en 1902. Humberto Tijerino, especialista en medicina interna,
graduado en Francia, ejerció la práctica y la docencia de la Radiología, hasta
mediados del siglo XX. Inocente Lacayo, el primer radiólogo nicaragüense,
graduado como tal, en el extranjero, en Francia, desde 1926 ejerció por muchos
años como el único radiólogo del país. En la década de 1950, Luis Jacinto
Espinosa Rodríguez, especialista en pediatría, realizó estudios de
especialización en Radiología, México, para dedicarse por completo a esta
última en Nicaragua. Roberto Calderón Gutiérrez fue el primer radiólogo
nicaragüense graduado en Estados Unidos, en 1953. En 1978, Enrique Jiménez
Quezada regresó de Colombia, como el primer neuro-radiólogo del país. A inicios
de la década de 1980, Hernán Talavera Cruz, especialista en pediatría, se
especializó en Radiología pediátrica, en México, para laborar durante muchos años
en el Hospital Infantil “Manuel J. Rivera”.
Entre 1950 y
1960 continuaron viniendo radiólogos graduados en Estados Unidos, España y
México. En 1984, se fundó el primer Postgrado de Radiología en Nicaragua, en el
Hospital Escuela “Manolo Morales Peralta” hasta llegar al año 2008 con cuatro
hospitales ofreciendo la especialización en Radiología, aproximadamente para 80
médicos residentes. A lo largo de los años, también ha habido un grupo de
radiólogos, graduados en Nicaragua o en otro país, que han preferido no
regresar a Nicaragua y quedarse en el país donde estudiaron para trabajar y
vivir definitivamente.
El rápido
avance del conocimiento científico médico, el desarrollo de la tecnología y la
necesidad de ganar más dinero para mejorar el nivel de vida impulsa a los
médicos especialistas en Radiología a especializarse aún más, es decir, a
sub-especializarse, como decimos en Nicaragua. Las nuevas generaciones buscan
la especialización y la sub-especialización. Se sub-especializan para dominar
la teoría y la práctica de un campo más delimitado de la Radiología; para
obtener mayor estabilidad laboral; para “no ser vistos como parte del montón”;
y así, mejorar sus ingresos. La sub-especialización es una tendencia, aunque
todavía no mayoritaria, de los nuevos radiólogos nicaragüenses.
Actualmente,
es más frecuente observar que jóvenes radiólogos, graduados en Nicaragua o en
el extranjero, realizan sub-especialización, fellowship o diplomado en otros
países en áreas como: glándulas mamarias, radiología oncológica,
neuro-radiología, radiología intervencionista, tomografía computarizada,
resonancia magnética, neuro-radiología intervencionista, ultrasonografía y
doppler color.
La realidad,
de manera general, es que a nivel institucional el salario nominal de los radiólogos
no aumenta significativamente por el hecho de ser especialista en un área de la
Radiología. Por ejemplo, en los hospitales del sistema de salud pública, el
hecho de ser sub-especialista representa ganar alrededor de 1500 córdobas
adicionales, o sea, un poco más de 60 dólares mensuales, lo cual ocurre en
todas las demás especialidades médico-quirúrgicas y no es para nada
estimulante. Lo mismo sucede en las Empresas o Clínicas Médicas Previsionales,
privadas o estatales, que atienden a pacientes de la seguridad social, donde
durante muchos años a los médicos especialistas les han pagado como médicos
generales y donde los sub-especialistas son considerados como especialistas.
Además de la
errónea tendencia administrativa de priorizar los exámenes de mayor volumen de
pacientes como la ultrasonografía en detrimento de la entrega de resultados y
la eficiencia en tomografía computarizada o resonancia magnética, y
menospreciar la importancia de que todo estudio radiográfico simple o con medio
de contraste debe ser informado por un radiólogo.
Quizá el
radiólogo sub-especializado donde materializa un poco sus metas de mejoría es
en algún hospital privado, de exclusivo servicio privado. Pero aún ahí, está
sujeto a la reducción salarial o de sus ingresos porcentuales, de manera
abierta o solapada, por razones de rentabilidad; así como a desempeñarse en
otras áreas de la Radiología que no son las mismas de la sub-especialización
que realizó. Al igual que en otros países de América Central y del resto de
Latinoamérica y el Caribe, un radiólogo sub-especialista, la mayoría de las
veces no logra vivir dedicándose únicamente al campo de la sub-especialidad;
casi forzosamente debe trabajar en varias áreas de la Radiología, sino en
todas.
Lo que ha
demostrado mejorar sustancialmente los ingresos de los radiólogos es poseer los
medios de producción, sobre todo poseer los más complejos y caros, en medio de
la dura competencia del mercado, la cual no asegura todo el tiempo altos
márgenes de ganancia. Esto es, que el radiólogo sea dueño o co-propietario de
los equipos de diagnóstico por imagen, lo cual corresponde invariablemente a la
práctica médica privada. No obstante, en los mismos centros o clínicas privadas
muy bien equipadas, la mayoría de los radiólogos propietarios se dedican a las
diferentes áreas de la Radiología (por razones de austeridad), y en menor
medida contratan a otros radiólogos.
Es razonable que la sub-especialización, si existieran las condiciones
materiales, se debería abordar desde el último año de la especialidad, ya sea
que el entrenamiento en Radiología dure tres o cuatro años. La vida es corta,
las necesidades del país son muchas y la población crece cada día más.
Todo lo anterior no niega la necesidad ni la posibilidad de éxito (¿qué es el
éxito?) de los radiólogos sub-especializados, ni la realidad de la tendencia
existente a especializarse cada día más. Ni tampoco niega la necesidad de
servicios de salud, públicos o privados, hospitalarios o extra-hospitalarios,
más y mejor equipados, que brinden estabilidad laboral y que paguen mejores
salarios a los radiólogos cada vez más entrenados y especializados.
León de Nicaragua, 22 de abril de 2011
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