Diapositivas,
presentaciones y Power Point
Lenin Fisher
Introducción
El día de ayer fui
testigo de catorce exposiciones con diapositivas, elaboradas con el programa
informático de Power Point, que duraron alrededor de 20 minutos, la mayoría de
ellas. Al final de lo cual, reflexioné que debía escribir sobre el tema.
La primera vez que
vi una exposición o clase magistral con diapositivas en carrusel, fue en 1991,
en el auditorio número uno, del Campus Médico, en la Universidad Nacional
Autónoma de Nicaragua (UNAN-León), cuando estaba en tercer año y cursaba la
materia de patología. El doctor Uriel Guevara (q.e.p.d.), prominente patólogo,
era el expositor, y a pesar de tener más de 60 años, presentaba algunas imágenes
de mujeres jóvenes en bikini, lo cual causaba risas.
En 1996 los
residentes de radiología del Hospital Roosevelt, de la ciudad de Guatemala, preparábamos
las conferencias con láminas de acetato, especiales, para colocarlas en los
retroproyectores; o bien, con las placas radiográficas después de ser lavadas
con cloro, que también eran acetatos. Las conferencias eran impartidas en la
sala de lectura, recientemente inaugurada; una sala amplia, de piso blanco y
bastantes negatoscopios en tres de sus cuatro costados.
Pero más
frecuentemente, usamos las diapositivas en carrusel, para lo cual teníamos que
revelar los rollos de fotografías en Konica, Kodak o Fuji. Al inicio del año,
motivados por el doctor Juan Carranza (q.e.p.d.), el primer radiólogo
guatemalteco con entrenamiento en medicina nuclear, aprendimos las técnicas
básicas de la fotografía clínica para tomar fotografías de las radiografías
colocadas en negatoscopios, con cámaras ubicadas en un trípode y ayudados con
una correa para evitar hasta el menor movimiento. El texto de las diapositivas
lo escribía con una máquina llamada procesador de texto (Word Processor), marca
Brother, que tenía teclado, monitor, memoria y diskettes compatibles solamente
con ella.
En el segundo
semestre de 1996 nos llevaron a todos los residentes de radiología, al
laboratorio de informática de la Universidad de San Carlos, donde nos sentaron
en unas mesas que formaban un cuadrado y
nos explicaron de forma teórica y práctica, en qué consistía la novedosa
Internet. Esa fue la primera vez que recibí y envié un mensaje a través de
computadora, cuyo contenido eran bromas. Todos estábamos asombrados; pues era
posible enviarse un mensaje de una computadora a otra. Al final, del pequeño
taller, nos dieron un diploma.
Hacía poco tiempo
el departamento de radiología, dirigido por la doctora María Fonseca, había
adquirido una computadora nueva para fines docentes y ésta traía incorporados
los novedosos programas de Microsoft, el muy útil Windows, con íconos y
ventanas, incluyendo el Power Point. El Windows lo había conocido en Nicaragua
en el año de 1995. Durante la residencia de radiología, los avances mencionados
implicaron que empezáramos a tomar fotografías desde el monitor; pero siempre
debíamos revelar, porque todavía no disponíamos de proyectores digitales o
data-show.
A inicios del año
1997, cuando cursaba el segundo año de la residencia de radiología, presencié
una conferencia de una funcionaria ejecutiva de la compañía 3M (Minnesota,
Mining and Manufacturing Company), acerca de las técnicas del uso de medios
audiovisuales con énfasis en la presentación con diapositivas.
Desarrollo
Pues bien, entre
las enseñanzas o lecciones aprendidas, como le gusta decir al doctor Manuel
Enrique Pedroza Pacheco, ingeniero agrónomo y doctor en diseño experimental, puedo
mencionar las dos fundamentales:
Primero, no
sobrecargar las diapositivas. Para lograr tal cosa, se recomienda aplicar la
regla de las seis, que consiste en: escribir en el cuerpo de la diapositiva solamente
seis líneas, con seis palabras en cada línea y seis palabras en el título que
la encabeza.
Esta lección
aprendida, la regla de las seis, fue confirmada durante una excelente conferencia
sobre el tema que impartió el doctor Juan Navas, anestesiólogo, en el auditorio del Hospital Bautista,
en septiembre de 1999, año en que la UNAN-Managua acreditó a los postgrados de
emergencia, cirugía y radiología, en dicho hospital, donde yo cursé un proceso
de equivalencias, entre julio de 1999 y enero de 2000.
Escribir es
difícil. Escribir en diapositivas también lo es. Preparar diapositivas tiene
sus técnicas. Si en ensayos o en un artículo científico debemos escribir
párrafos bien estructurados para darnos a entender, en las diapositivas para
una presentación no se puede ni se debe hacer lo mismo; pues no se trata de
llenar las diapositivas con párrafos enteros, de ocho, nueve, diez y más
líneas. La técnica para escribir en diapositivas consiste en sintetizar, o sea,
escribir las palabras necesarias. Las no indispensables se borran. Las
diapositivas son una guía y no es posible poner toda la información en ellas.
Segundo, el
contraste de la diapositiva debe ser el adecuado. Los expertos en medios
audiovisuales, según la expositora de 3M, recomiendan como el mejor contraste
de colores, un fondo azul y letras amarillas, porque para el ojo humano es el
que permite una mejor diferenciación de los caracteres (letras, números, etc.).
Azul y amarillo son
la mejor combinación de contraste, formando así un fondo oscuro y letras claras
y brillantes. Es la mejor combinación; quizás no sea la única aceptable; pero
nunca he oído que existe otra superior. En la práctica, a veces dejar el color
blanco para las referencias al pie de la diapositiva, parece un buen recurso.
De hecho, no son
recomendables combinaciones de colores tales como: fondo blanco, letras negras
(luce muy triste); fondo rojo y letras negras (para una película de terror);
fondo negro y letras blancas (de luto); fondo verde brillante y letras
anaranjadas (excesivamente brillantes, que dificultan lectura); fondo rosado y
letras blancas (palidez que desanima al lector); fondo azul y letras negras
(imposible para leer). Tales combinaciones las he visto en la vida real, en
escenarios nacionales y extranjeros.
Otras
recomendaciones son: usar el mismo tipo de letra en todas las diapositivas; no
abusar de las mayúsculas, cuidar celosamente la ortografía, la sintaxis, la
puntuación y la ortografía; no abusar del subrayado; ni darle prioridad a los
efectos especiales (animaciones que supuestamente vuelven más atractiva la
conferencia, pero que realmente causan distracción del auditorio). No olvidemos
que de una conferencia con diapositivas el lector retiene entre 5 y 20% de la
información, según la pirámide del conocimiento (5% al escuchar, 10% al leer y
20% al usar medios audiovisuales).
Si bien es cierto
que, la puntuación hay que cuidarla, en el caso de las diapositivas esto es particularmente
cierto en las oraciones donde deben ir coma, punto y coma, o punto. Sin
embargo, no se recomienda poner punto al final del título de la diapositiva, ni
al final de cada oración.
Tampoco debe
abusarse del recurso técnico de la infografía. Las figuras (cuadros,
rectángulos, círculos, flechas, estrellas) son útiles; no obstante, todo tiene
que consumirse con moderación. La gran variedad de figuras son una tentación y
con ello corremos el riesgo de sobrecargar la diapositiva, ocupar mucho espacio
y lo que resulta más grave, nos obliga a disminuir el valioso tamaño de la
letra. Frecuentemente se ve que los expositores han sacrificado el inapreciable
tamaño de las letras a cambio de bonitos cuadros sinópticos, que contienen
letra muy pequeña y que cuesta mucho leer desde cualquier punto del auditorio.
Muchas figuras, muchas letras y letras muy pequeñas conllevan a no querer ver
ni leer la diapositiva.
La atención del
auditorio depende del dominio del tema, del interés que se despierte en el
mismo, del tono de voz, del léxico usado y de la calidad de los medios
audiovisuales (incluyendo, por supuesto, a la calidad de las diapositivas).
A veces creemos que
entre más palabras tenga la diapositiva es mejor, porque así recordaremos y
leeremos toda la información. La máxima de que todo exceso es perjudicial,
también aquí se cumple.
En ese afán
incluimos en la diapositiva grandes cuadros, tablas, clasificaciones, etc., que
por su tamaño es imposible que alcancen en la diapositiva y consecuentemente la
letra es muy pequeña que resulta imposible leerla. Por ejemplo, incluir los
cuadros de la matriz de operacionalización de las variables de una
investigación, es un error, no alcanzará, su letra lucirá muy pequeña y nadie
la leerá. En ese caso, el lector cierra los ojos, mira hacia arriba o hacia
otro lugar.
Durante la Jornada
Universitaria de Desarrollo Científico (JUDC) del año 1993, en la UNAN-León, la
doctora Aurora Aragón, epidemióloga, me enseñó que al exponer ante un auditorio,
no debe el expositor leer de principio a fin el texto de cada diapositiva,
porque los miembros del auditorio saben leer muy bien. Asimismo, me explicó que
no se debe leer todos los números y porcentajes de una diapositiva, sino que
únicamente el principal.
Estas reflexiones representan
un recorrido, de 27 años, desde 1993 hasta 2020, de lo poco que he aprendido
acerca de lo que un expositor que se respete debe cuidar durante las
presentaciones con diapositivas que he visto en Nicaragua y otros países. Con
toda seguridad puedo decir que la mayoría de tales exposiciones que yo he
visto, no cumplen con estas recomendaciones básicas. Toda norma es difícil
cumplirla, sobre todo cuando no se cuenta con la información; aunque
actualmente existen muchos documentos digitales, vídeos, en internet que
abordan el tema en profundidad y con más detalles.
No es desperdiciar
el tiempo escribir estas reflexiones, especialmente cuando uno tiene varios
años vinculados a la docencia médica, con estudiantes de grado, técnicos o
médicos residentes. En algún momento hemos dado conferencias. A la mayoría de
los médicos les gusta impartir conferencias, compartir el conocimiento, enseñar
y demostrar cuánto se conoce de la teoría y de la práctica, de nuestro campo de
especialización. Por lo tanto, todos los médicos deben hacer diapositivas que
cumplan las normas básicas.
Por otra parte,
siempre los residentes de radiología de primer año fallan la pregunta de cuáles
son las normas fundamentales para elaborar diapositivas. Y en ese momento les
explico. Algunos las asumen más rápido que otros. En la defensa protocolos,
resultados preliminares o informe final terminamos viendo quién prepara mejor
sus diapositivas y su presentación.
Estamos obligados
en mejorar la calidad de nuestras diapositivas y consecuentemente de las
presentaciones. Usar mucha tecnología o las abundantes funciones del software
no garantiza diapositivas o exposiciones de calidad. A las nuevas generaciones
de médicos residentes debemos enseñarles sobre el tema lo que sabemos.
Conclusiones
La elaboración de
diapositivas es un buen ejercicio de la capacidad de síntesis. Los detalles son
importantes para ganar y mantener la atención del auditorio. La regla de las
seis, el adecuado tamaño de letra y un buen contraste entre el fondo y las
letras son los tres principales ejes de la calidad de toda diapositiva.
Managua,
Nicaragua, 31 de enero; 1 y 2 de febrero de 2020
Colegio
Nicaragüense de Radiología
colegionicaraguenseradiologia.blogspot.com
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