viernes, 31 de enero de 2020

DIAPOSITIVAS, PRESENTACIONES Y POWER POINT


Diapositivas, presentaciones y Power Point


Lenin Fisher


Introducción

El día de ayer fui testigo de catorce exposiciones con diapositivas, elaboradas con el programa informático de Power Point, que duraron alrededor de 20 minutos, la mayoría de ellas. Al final de lo cual, reflexioné que debía escribir sobre el tema.

La primera vez que vi una exposición o clase magistral con diapositivas en carrusel, fue en 1991, en el auditorio número uno, del Campus Médico, en la Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua (UNAN-León), cuando estaba en tercer año y cursaba la materia de patología. El doctor Uriel Guevara (q.e.p.d.), prominente patólogo, era el expositor, y a pesar de tener más de 60 años, presentaba algunas imágenes de mujeres jóvenes en bikini, lo cual causaba risas.

En 1996 los residentes de radiología del Hospital Roosevelt, de la ciudad de Guatemala, preparábamos las conferencias con láminas de acetato, especiales, para colocarlas en los retroproyectores; o bien, con las placas radiográficas después de ser lavadas con cloro, que también eran acetatos. Las conferencias eran impartidas en la sala de lectura, recientemente inaugurada; una sala amplia, de piso blanco y bastantes negatoscopios en tres de sus cuatro costados.

Pero más frecuentemente, usamos las diapositivas en carrusel, para lo cual teníamos que revelar los rollos de fotografías en Konica, Kodak o Fuji. Al inicio del año, motivados por el doctor Juan Carranza (q.e.p.d.), el primer radiólogo guatemalteco con entrenamiento en medicina nuclear, aprendimos las técnicas básicas de la fotografía clínica para tomar fotografías de las radiografías colocadas en negatoscopios, con cámaras ubicadas en un trípode y ayudados con una correa para evitar hasta el menor movimiento. El texto de las diapositivas lo escribía con una máquina llamada procesador de texto (Word Processor), marca Brother, que tenía teclado, monitor, memoria y diskettes compatibles solamente con ella.

En el segundo semestre de 1996 nos llevaron a todos los residentes de radiología, al laboratorio de informática de la Universidad de San Carlos, donde nos sentaron en unas mesas que formaban un  cuadrado y nos explicaron de forma teórica y práctica, en qué consistía la novedosa Internet. Esa fue la primera vez que recibí y envié un mensaje a través de computadora, cuyo contenido eran bromas. Todos estábamos asombrados; pues era posible enviarse un mensaje de una computadora a otra. Al final, del pequeño taller, nos dieron un diploma.

Hacía poco tiempo el departamento de radiología, dirigido por la doctora María Fonseca, había adquirido una computadora nueva para fines docentes y ésta traía incorporados los novedosos programas de Microsoft, el muy útil Windows, con íconos y ventanas, incluyendo el Power Point. El Windows lo había conocido en Nicaragua en el año de 1995. Durante la residencia de radiología, los avances mencionados implicaron que empezáramos a tomar fotografías desde el monitor; pero siempre debíamos revelar, porque todavía no disponíamos de proyectores digitales o data-show.

A inicios del año 1997, cuando cursaba el segundo año de la residencia de radiología, presencié una conferencia de una funcionaria ejecutiva de la compañía 3M (Minnesota, Mining and Manufacturing Company), acerca de las técnicas del uso de medios audiovisuales con énfasis en la presentación con diapositivas.

Desarrollo

Pues bien, entre las enseñanzas o lecciones aprendidas, como le gusta decir al doctor Manuel Enrique Pedroza Pacheco, ingeniero agrónomo y doctor en diseño experimental, puedo mencionar las dos fundamentales:

Primero, no sobrecargar las diapositivas. Para lograr tal cosa, se recomienda aplicar la regla de las seis, que consiste en: escribir en el cuerpo de la diapositiva solamente seis líneas, con seis palabras en cada línea y seis palabras en el título que la encabeza.

Esta lección aprendida, la regla de las seis, fue confirmada durante una excelente conferencia sobre el tema que impartió el doctor Juan Navas,  anestesiólogo, en el auditorio del Hospital Bautista, en septiembre de 1999, año en que la UNAN-Managua acreditó a los postgrados de emergencia, cirugía y radiología, en dicho hospital, donde yo cursé un proceso de equivalencias, entre julio de 1999 y enero de 2000.

Escribir es difícil. Escribir en diapositivas también lo es. Preparar diapositivas tiene sus técnicas. Si en ensayos o en un artículo científico debemos escribir párrafos bien estructurados para darnos a entender, en las diapositivas para una presentación no se puede ni se debe hacer lo mismo; pues no se trata de llenar las diapositivas con párrafos enteros, de ocho, nueve, diez y más líneas. La técnica para escribir en diapositivas consiste en sintetizar, o sea, escribir las palabras necesarias. Las no indispensables se borran. Las diapositivas son una guía y no es posible poner toda la información en ellas.

Segundo, el contraste de la diapositiva debe ser el adecuado. Los expertos en medios audiovisuales, según la expositora de 3M, recomiendan como el mejor contraste de colores, un fondo azul y letras amarillas, porque para el ojo humano es el que permite una mejor diferenciación de los caracteres (letras, números, etc.).

Azul y amarillo son la mejor combinación de contraste, formando así un fondo oscuro y letras claras y brillantes. Es la mejor combinación; quizás no sea la única aceptable; pero nunca he oído que existe otra superior. En la práctica, a veces dejar el color blanco para las referencias al pie de la diapositiva, parece un buen recurso.

De hecho, no son recomendables combinaciones de colores tales como: fondo blanco, letras negras (luce muy triste); fondo rojo y letras negras (para una película de terror); fondo negro y letras blancas (de luto); fondo verde brillante y letras anaranjadas (excesivamente brillantes, que dificultan lectura); fondo rosado y letras blancas (palidez que desanima al lector); fondo azul y letras negras (imposible para leer). Tales combinaciones las he visto en la vida real, en escenarios nacionales y extranjeros.

Otras recomendaciones son: usar el mismo tipo de letra en todas las diapositivas; no abusar de las mayúsculas, cuidar celosamente la ortografía, la sintaxis, la puntuación y la ortografía; no abusar del subrayado; ni darle prioridad a los efectos especiales (animaciones que supuestamente vuelven más atractiva la conferencia, pero que realmente causan distracción del auditorio). No olvidemos que de una conferencia con diapositivas el lector retiene entre 5 y 20% de la información, según la pirámide del conocimiento (5% al escuchar, 10% al leer y 20% al usar medios audiovisuales).

Si bien es cierto que, la puntuación hay que cuidarla, en el caso de las diapositivas esto es particularmente cierto en las oraciones donde deben ir coma, punto y coma, o punto. Sin embargo, no se recomienda poner punto al final del título de la diapositiva, ni al final de cada oración.

Tampoco debe abusarse del recurso técnico de la infografía. Las figuras (cuadros, rectángulos, círculos, flechas, estrellas) son útiles; no obstante, todo tiene que consumirse con moderación. La gran variedad de figuras son una tentación y con ello corremos el riesgo de sobrecargar la diapositiva, ocupar mucho espacio y lo que resulta más grave, nos obliga a disminuir el valioso tamaño de la letra. Frecuentemente se ve que los expositores han sacrificado el inapreciable tamaño de las letras a cambio de bonitos cuadros sinópticos, que contienen letra muy pequeña y que cuesta mucho leer desde cualquier punto del auditorio. Muchas figuras, muchas letras y letras muy pequeñas conllevan a no querer ver ni leer la diapositiva.

La atención del auditorio depende del dominio del tema, del interés que se despierte en el mismo, del tono de voz, del léxico usado y de la calidad de los medios audiovisuales (incluyendo, por supuesto, a la calidad de las diapositivas).

A veces creemos que entre más palabras tenga la diapositiva es mejor, porque así recordaremos y leeremos toda la información. La máxima de que todo exceso es perjudicial, también aquí se cumple.

En ese afán incluimos en la diapositiva grandes cuadros, tablas, clasificaciones, etc., que por su tamaño es imposible que alcancen en la diapositiva y consecuentemente la letra es muy pequeña que resulta imposible leerla. Por ejemplo, incluir los cuadros de la matriz de operacionalización de las variables de una investigación, es un error, no alcanzará, su letra lucirá muy pequeña y nadie la leerá. En ese caso, el lector cierra los ojos, mira hacia arriba o hacia otro lugar.

Durante la Jornada Universitaria de Desarrollo Científico (JUDC) del año 1993, en la UNAN-León, la doctora Aurora Aragón, epidemióloga, me enseñó que al exponer ante un auditorio, no debe el expositor leer de principio a fin el texto de cada diapositiva, porque los miembros del auditorio saben leer muy bien. Asimismo, me explicó que no se debe leer todos los números y porcentajes de una diapositiva, sino que únicamente el principal.

Estas reflexiones representan un recorrido, de 27 años, desde 1993 hasta 2020, de lo poco que he aprendido acerca de lo que un expositor que se respete debe cuidar durante las presentaciones con diapositivas que he visto en Nicaragua y otros países. Con toda seguridad puedo decir que la mayoría de tales exposiciones que yo he visto, no cumplen con estas recomendaciones básicas. Toda norma es difícil cumplirla, sobre todo cuando no se cuenta con la información; aunque actualmente existen muchos documentos digitales, vídeos, en internet que abordan el tema en profundidad y con más detalles.

No es desperdiciar el tiempo escribir estas reflexiones, especialmente cuando uno tiene varios años vinculados a la docencia médica, con estudiantes de grado, técnicos o médicos residentes. En algún momento hemos dado conferencias. A la mayoría de los médicos les gusta impartir conferencias, compartir el conocimiento, enseñar y demostrar cuánto se conoce de la teoría y de la práctica, de nuestro campo de especialización. Por lo tanto, todos los médicos deben hacer diapositivas que cumplan las normas básicas.

Por otra parte, siempre los residentes de radiología de primer año fallan la pregunta de cuáles son las normas fundamentales para elaborar diapositivas. Y en ese momento les explico. Algunos las asumen más rápido que otros. En la defensa protocolos, resultados preliminares o informe final terminamos viendo quién prepara mejor sus diapositivas y su presentación.

Estamos obligados en mejorar la calidad de nuestras diapositivas y consecuentemente de las presentaciones. Usar mucha tecnología o las abundantes funciones del software no garantiza diapositivas o exposiciones de calidad. A las nuevas generaciones de médicos residentes debemos enseñarles sobre el tema lo que sabemos.

Conclusiones


La elaboración de diapositivas es un buen ejercicio de la capacidad de síntesis. Los detalles son importantes para ganar y mantener la atención del auditorio. La regla de las seis, el adecuado tamaño de letra y un buen contraste entre el fondo y las letras son los tres principales ejes de la calidad de toda diapositiva. 

Managua, Nicaragua, 31 de enero; 1 y 2 de febrero de 2020
Colegio Nicaragüense de Radiología

colegionicaraguenseradiologia.blogspot.com

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